LIBIA POR LIBIA GARCÍA PINEDA.
A pesar de ser muy temprano ya se sentía un poco de calor, aborde el jeep willys a las 6:00 a.m., como llegué temprano tal vez por ser el primer día, me tocó el puesto de adelante, el carro se llenó con 4 pasajeros atrás y dos adelante. Conmigo iba una mujer que no recuerdo. Empezó el viaje, salimos por San Carlos y tomamos la vía al mar. No sabía para donde iba exactamente solo que estaba a más o menos una hora de Sincelejo. Ante la posibilidad de poder ir y venir todo me parecía perfecto, ya antes por dos años me tocó vivir donde trabajaba por ser imposible regresar el mismo día. Miraba por la ventanilla, el paisaje de la Sierra era majestuoso, ya se imaginan me quedé admirada con el espectáculo –todavía me rindo ante su belleza-, me recordaban mis montañas añoradas pero a pequeña escala. Abundaba el tráfico de mulas y uno que otro carro particular . Como era Marzo todavía no habían empezado a caer las primeras lluvias del año y los potreros estaban de color beige, pero adornaban la vía unos árboles llenos de flores sin ninguna hoja, en mi tierra los hay los conocemos como Ocobos, pero me llamó la atención uno especialmente amarillo de un color casi oro, esos no los había visto eran –supe después “el Grano de Oro”, perfecto nombre para esa belleza, también pude ver una bandada de pericos, ya se imaginarán boquiabierta todo el camino, hacía un rato habíamos dejado atrás un peaje y el carro se desvía hacia la izquierda un poco más adelante; En la vírgen según escuché que alguien dijo, comenzó el camino y dejamos atrás la carretera. A lado y lado fincas, fincas y más fincas, algunos corrales de ordeño –solo los había visto en películas-porque las fincas que conocía con ganado de la familia de mi mamá, estaban en las montañas y en tierra fría, no recuerdo corrales sino pesebreras con techo y muy distintas. Continúo boquiabierta, escuchaba murmullos de los demás pasajeros pero nada llamaba mi atención como lo hacía el paisaje, árboles a lado y lado, el camino se hizo monótono y empezó mi mente a volar, pensaba en todo menos en lo que ocurría: mi primer día de trabajo, vivir al fin en Sincelejo y aunque pensaba que no era fijo, me sentía confiada en que así empezaba cierta estabilidad en mi vida. Ya llevábamos casi una hora de viaje, carretera destapada, mucho polvo, pero qué carajo ahí estaba yo confiada en Dios y en la vida –como siempre- Poco a poco la conversación de los pasajeros de la parte de atrás fue llamando mi atención: -Sí hoy llegan, son dos, mujeres ambas, catedráticas, una es Barranquillera y la otra es cachaca. Entonces la voz femenina dijo: - que bueno al fin no voy a seguir sola, me llegó compañía. Era la única mujer que había hasta ese momento en el colegio, la que después sería una gran amiga y compañera la seño Lester Merlano, bueno cuando eso para mí era la profesora, no me acostumbraba todavía al “seño”, esta es la hora que no entiendo porqué a los hombres les dicen profesores y a las mujeres “seños” , en fin, por fin llegamos, el carro se detiene en una esquina “de la plaza”, es un pueblo como los otros que conocía, con algo más o algo menos, cuando bajé le pregunté a las personas que venían en el carro si ellos iban para el colegio, cuando les hablé cayeron en cuenta, primero que les había escuchado toda la conversación y segundo que yo era la cachaca. Nos reímos y me dijeron: “la seño es mala” no nos dijo que era ella cuando nos oyó hablar, nos reímos mucho, nos presentamos: Jairo Benítez, Álvaro Ortega, Lester Merlano y no recuero bien si Gamarra y Tati , venían ó solo uno de ellos ,o ninguno de ellos.
Nos dirigimos al colegio en ese entonces Colegio Nacionalizado de Bachillerato San Antonio Abad. Estaba donde es hoy la primaria, ahora que lo pienso la primaria no existía? parece que no. O funcionaba donde es hoy el preescolar, no recuerdo. Ese mismo día llega quien es hoy mi gran amiga “la barranquillera”, ella todavía es barranquillera y yo, por supuesto sigo siendo para mis compañeros “la cachaca”.
Corría el año 1990, aunque ese año nos tocó trabajar en condiciones precarias, pues el colegio ya había empezado a crecer, y la construcción de la sede principal estaba avanzada, pero todavía no estaba lista, teníamos unos cursos debajo de árboles y otros en los salones que aún se conservan hoy en la primara, me correspondieron los grados 8°, 9°, y 10°, Español e Inglés en uno de esos; Casi a final de año se pasaron unos grados para la nueva sede creo que fue 11°. Entonces unos profesores subían y bajaban, a mí no me tocó.
Un mes atrás por casualidad me encontré en lo que era el FER, con Carlos Bustos, el rector en esa época, y estábamos leyendo los dos una cartelera –no nos conocíamos- e hizo un comentario y como no había nadie más hice un comentario también y una de mis salidas, Lo hizo reír, entonces me comentó que estaba preocupado por un problema que tenía, porque en el colegio que trabajaba ya estábamos en Marzo y todavía no le habían enviado los profesores que necesitaba. Le comenté que justamente yo había ido a hablar con Castro, y me había dicho que no habían “necesidades” por el momento, le dije también que estaba trabajando en un colegio privado, porque me había cansado de vivir en pueblos y me había venido para Sincelejo. Me preguntó cuál era mi especialidad y cuando le dije, me dijo el mismo Dios la puso en mi camino, vamos ya a hablar con Castro. Y así fue como empezó esta historia hace 20 años.
Al año siguiente nos mudamos a la nueva sede, donde funciona la INESA actualmente, pero solo existía la biblioteca, la parte administrativa y las aulas cerca a ella. Donde está la coordinación era la sala de profesores.
Todos los días viajaba, madrugábamos más que ahora porque las condiciones de la carretera eran terribles, el tiempo de viaje era de hora y media u hora y quince minutos, cuando no había tantos obstáculos una hora. La época de lluvias, los arroyos inundaban la carretera, se perdía prácticamente porque estaba al nivel de los terrenos aledaños, se formaban lagos de lodo, barro pegajoso, donde pasar un carro era una proeza, muchas veces nos tocó bajarnos del carro para que pudieran sacarlo del atolladero entre varias personas que por fortuna aparecían por ahí y nos ayudaban. En época de verano, las nubes de polvo nos acompañaban desde que nos desviábamos de la carretera principal. Hay muchas anécdotas de esta época; Podíamos tomar 3 vías: una por La Virgen ó El Toro como se le decía también otra, para evitar el peaje por “Las Majaguas”, ésta en época de lluvias era imposible, otra por las Majaguas pero desviándonos hasta la arena, cómo sería la vía que preferíamos dar esa vuelta por la Arena, pero no crean que era por buena sino por menos mala. En ese entonces soñábamos con ver la carretera pavimentada; la alcanzamos a disfrutar solo “la barranquillera” y yo porque los demás fueron reubicados 4 ó 5 años después de nuestra llegada. Por ese entonces, el colegio cambia de nombre y ahora es “Colegio Departamental de Bachillerato San Antonio Abad”. El rector que me llevó al COLSAB, hace una permuta y llega a la rectoría el profesor Gabriel Martínez, el colegio todavía es colegio, al profesorado se le agrega un grupo de docentes nuevos, solo permanecemos las dos que habíamos llegado unos años atrás. Entre los docentes nuevos que llegan llega un docente del área de Ciencias Naturales quien pocos años después se convierte en el nuevo rector del COLSAB, es el actual Secretario de Educación Municipal de Sincelejo, Guido Nel Perez.
Corre el año 1995, ya dos años atrás habíamos logrado se nos nombrara en propiedad, pues llegamos por “órdenes laborales”, y así estuvimos por 3 años.
En Palmito existía la escuela COINSTRUCCIÓN URBANA y el COLEGIO DEPARTAMENTAL DE BACHILLERATO SAN ANTONIO ABAD. Pero surge una nueva disposición ministerial donde se crean las INSTITUCIONES EDUCATIVAS y se deben fusionar las antiguas escuelas con los antiguos colegios y ser uno solo para ofrecer desde el preescolar hasta la educación media, entre otras disposiciones que llevarán a lo que es una INSTITUCIÓN EDUCATIVA actualmente. Y aquí vamos y seguimos “la barranquillera” y yo. Con la fusión llega a la rectoría el antiguo director de la escuela Licenciado Otalvaro Perez Monterroza, quien continúa hasta el momento en el cargo..
 |
Y aquí estoy todavía feliz con mi profesión -2010-
|
Había olvidado una parte importantísima, hasta el momento de la fusión la coordinación y la rectoría no tenían plaza en propiedad y los profesores por elección interna elegíamos al coordinador, fue así como llegué a este cargo, por dos años y medio durante la rectoría del profesor Guido Nel Perez. Con la fusión también se da el traslado del entonces rector para Sincelejo, ya antes la coordinación y la rectoría se habían sometido a concurso. El rector y yo nos presentamos al concurso para crear las plazas y también se presentó quien fuera en esos años el profesor de Ciencias Sociales: Jhon Jairo Acosta. El rector Guido Perez obtuvo un puntaje altísimo en la prueba y yo que me había presentado también a pesar de haber pasado el promedio exigido, el puntaje del profesor Jhon Acosta superó el mío, haciéndose merecedor al cargo en propiedad.
Se inicia el año 2.000, estamos sin rector en la institución, el coordinador asume el cargo provisionalmente pero no le va muy bien que digamos, entonces se nombra al profesor Donaldo Palacios, director del hoy Centro Educativo de algodoncillo, como rector encargado. Al cabo de un año, asume la rectoría el actual rector.
 |
| 2010 LA ACTUALIDAD, mi 4|°grupo 6° A |
Al regresar a mis labores normales como docente después de dos años y medio de estar en un cargo administrativo, donde tuve numerosas experiencias todas buenas y enriquecedoras, porque me enseñaron a ser tolerante ante las fallas ajenas y las propias, retomo el trabajo en las aulas con mis estudiantes quienes me demostraron que durante el tiempo que estuve en la coordinación, hice bien mi trabajo porque me recibieron de nuevo con el mismo cariño y respeto con que yo los traté.
Cerca de 3 ó 4 promociones de bachilleres he entregado, que empezaron desde 6° conmigo como directora de grupo, bueno 3, desde 6° y una adoptada en el camino cuando dejé la coordinación. Todos esos niños y niñas, convertidos en hombres y mujeres me recuerdan con el mismo cariño y aprecio con que yo los llevo en mi corazón. De algunos todavía tengo noticias y nos seguimos comunicando, gracias al internet, que en los comienzos de los 90s, no lo teníamos.
Llevamos 20 años en la INESA, contra viento y marea pero siempre contando con el favor de Dios y de la gente tanto del resguardo como del casco urbano que nos acogió desde un principio y que ya nos ven como las seños y no como “la barranquillera” y “la cachaca”. De mi parte sin perder mis raíces tolimenses, el aire de mis montañas grabado en mi piel, los ríos de los paseos con los amigos, las serenatas, mis amigas queridas de la infancia, del colegio y de la universidad que todavía nos comunicamos, he adoptado a Sincelejo en mi corazón, a Sucre en mi alma y he sufrido con los palmiteros épocas difíciles y he disfrutado con ellos de muchos momentos de felicidad, cada año cuando entregamos ese grupo de bachilleres con tanta ilusión en ellos y en sus familias. Del resguardo Indígena Zenú, una experiencia maravillosa, logramos compenetrarnos primero con los estudiantes procedentes de allí y luego con sus familias que siempre nos vieron con ojos de amistad y cariño.
Heme aquí, 20 años después con 3 hijas costeñas, orgullosas de serlo y viendo reflejado en ellas la idiosincrasia de la gente de la costa atlántica, espontáneas, francas, bulliciosas, bailadoras, y con el aire “cachaco” de sus progenitores.
Media vida en Palmito y la costa me han dado muchas satisfacciones y me las siguen dando. Espero haber retribuido en parte todo lo que he recibido y no perder el afecto de quienes me han rodeado todos estos años y me han hecho sentir como en mi casa a pesar de estar tan lejos de ella.
Libia García Pineda Lic.Español-Inglés y como dice el himno de Sucre: sucreña soy de corazón……….
